Ya lo reza el dicho: año nuevo, vida nueva. Y así ha sido para mí.
La noticia me llegaba apenas dos semanas antes de finalizar el 2010. Año que ahora recuerdo de diversas formas: amargo y dulce en diferentes aspectos, pero lo cierto es que en lo que a lo profesional se refiere no tengo quejas.
Bueno, la noticia era pasar una temporada lejos de mi tierra: en Madrid; trabajando para una cadena nacional. La experiencia ha sido más que agradable. He podido conocer a grandes profesionales y reinventarme a mí misma. Pero no sólo eso sino comprobar que deseo y quiero seguir apostando por mi lugar en éste sector que amo y adoro: el del periodismo de televisión.
Hoy estoy de vuelta en mi tierra, con nuevas perspectivas y apurando porque me quedan apenas unos meses para decir una frase con la que llevo soñando muchos años: soy periodista. Me ataca una sonrisa cada vez que lo pienso.
No voy a contarles secretos de pasillos ni nada por el estilo, hoy no. Sólo pedirles un favor, y es que como yo amen la televisión, porque alberga múltiples formatos, porque es capaz de hacer reír y llorar al mismo tiempo, porque les informa de aquello que les interesa (aunque muchos se nieguen a aceptarlo).
Ha sido un mes maravilloso, y con la miel aún en los labios, recibo con los brazos abiertos posibles nuevos proyectos. De los que aún, por supuesto, no puedo hablarles.
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